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jueves, 1 de septiembre de 2016

A UN LADRIDO DE LA HUMANIZACION

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Humanizamos nuestros perros. Así ven este fenómeno etólogos y especialistas en comportamiento.

Al separar antes de la sexta semana a un cachorro de su grupo familiar canino, se garantiza en mayor grado la dependencia de ese perro al humano que lo cuidará.
Era el cachorro perfecto ante los ojos de su amo. Ni siquiera requería de paseo diario porque hacía sus necesidades en un césped sintético tipo tapete. Movía la colita para saludar, vivía limpio, no tenía pulgas, apenas si ladraba. Hasta que cumplió 7 meses.
A esta edad se convirtió en el cachorro imperfecto. Orinaba por todo el apartamento e, incluso, sobre las camas, especialmente cuando los tendidos estaban recién cambiados. Un par de veces hasta hizo pis en la chaqueta de su dueño cuando llegó de trabajar.


Semejante versión de nueva criatura que de la noche a la mañana resultó poseída por un comportamiento inaguantable se la explicó al dueño del animalito el etólogo (especialista en comportamiento animal) Juan Camilo González: “Señor, su perro padece de humanización, más conocida entre los expertos como antropomorfización”.

González, médico veterinario de La Salle, con maestría en Etología Clínica de la Universidad Autónoma de Barcelona y docente de la Udca, comenta que cuando el cachorro en cuestión, un yorkshire terrier, alcanzó la madurez sexual (7-8 meses), empezó a comportarse como cualquier macho, marcando su territorio. Así al humano le hubiera parecido que tenía cara y cuerpo de peluche y le diera tratamiento de muñeco, era un perro.

 Cuando se decide por un perro, el humano se inclina más por su apariencia que por su condición natural. Por lo general, desea que se comporte ‘bien’ según los criterios humanos, sin tener en cuenta lo que significa la condición canina: mamífero, altricial (su organismo debe madurar tras el nacimiento), principalmente carnívoro, cazador, gregario, social-jerárquico, protector, neoténico (persistencia de algunas características físicas y de comportamiento juvenil en adultos), explorador, con especiales capacidades olfativas, oportunista, veloz, etc.”, dice Conrado Clavijo, adiestrador, educador canino y asesor comportamental, creador del programa de adiestramiento canino Pilo.

Todas esas características son las que un humano desconocedor de la especie desea que desaparezcan durante la convivencia. Entonces, el humano quiere que su perro “controle los esfínteres rápidamente, no persiga o cace animales, permanezca muchas horas al día solo y al salir no corra, no se deje llevar por los olores, no explore, no coma basura o lo que encuentre en el camino, no hale intensamente para acercarse a otros perros, no destruya cobijas, peluches ni muerda sus pies mientras camina, no corra dentro de la casa, no lama la cara de las personas, no ladre, etc.”, complementa Clavijo.

En resumen, queremos que nuestros perros no sean perros.
El paciente yorkshire del etólogo González no salía porque sus amos preferían que no se juntara con otros perros. Entonces, su territorio era el apartamento y por eso lo orinaba. Los perros marcan también lo que les huele distinto. Si el propietario venía de la calle, olía diferente y por tanto lo marcaba. Y si lavaban los tendidos, cambiaban de olor y el perro procedía a dejarles su sello porque es una forma importante de comunicarse y de interrelacionarse entre los canes. Por eso olfatean todo el tiempo y se detienen a oler: mediante esa función saben si es macho o hembra lo que pasó y dejó su marca, si la hembra está en celo o si un perro amigo estuvo en el sitio. Es información recibida por la nariz. El paciente está en tratamiento actualmente y avanza en su proceso de ‘animalización’.


“Cuando un perro presenta conductas que no son aceptables dentro de la convivencia con el hombre, posiblemente se trate de aquellas que en la naturaleza son comunes o necesarias, o son el resultado de una inadecuada relación humano-animal; también las hay como consecuencia de que sus necesidades como especie no están cubiertas o son efecto de un desorden orgánico”, redondea su explicación el adiestrador.
Carencia de normas. Afecto sin normas. Eso es lo que más humaniza a los perros para hacerlos menos perros, de acuerdo con Stiven López, etólogo canino y psicólogo veterinario de la Universitá degli Studi di Milano (Italia), gerente de Huellas Adiestramiento Canino, en Cali, y entrenador de perros de rescate de la Cruz Roja.
Como se trata de animales de jerarquía, es natural que busquen a alguien a quien seguir porque, si no, ellos asumen el mando. Y ahí empiezan los problemas. Si resalta su territorialidad, cambia su comportamiento. La falta de normas los hace ansiosos y, a veces, destructivos, explica López. Un perro tiene necesidades claras que tienen que ver con su estructura social y la información genética almacenada hace miles de años. Como viven en grupo, necesitan límites y rutinas. Eso los hace felices, de acuerdo con los expertos. De otro lado, para Clavijo nada peor que no tener idea de qué va a pasar en el día a día, ya que aumenta la ansiedad. Por eso, comida y paseo deben procurarse a la misma hora.

Techo, cama, alimento y agua son necesidades que el humano debe proveer, forman parte de los derechos del animal. Y la autoridad debe ser establecida para que entienda quién tiene el control, dice López.
Luego vienen los cuidados, pero en su justa medida.
El humano tiende a proteger, y en ese intento interrumpe el normal desarrollo de los comportamientos de la mascota como animal. Que no se junte con otros perros porque lo maltratan o le pegan las pulgas es evitar que socialice e interactúe con los de su especie y que luego no sepa cómo hacerlo y agreda o sienta temor.
Como otro paciente de González, un pomerania al que le dan asco los perros, no los huele y los evita levantando una pata en señal de rechazo. Se cree humano. El problema es que se volvió tan dependiente de su dueña que intenta morder a quien se le acerque a ella.
Un perro que no camina porque lo llevan en una maletica, que no socializa, que es separado del mundo se sentirá en peligro y tenderá a defenderse ante lo nuevo: personas o perros.
“Humanizar no es solo vestir, consentir en exceso, brindar cuidados desmedidos. También significa pretender cambiar o anular la esencia de otro ser vivo para mi propio beneficio, No tener en cuenta ni o satisfacción. cubrir las necesidades individuales y de especie de ese otro ser vivo es un mero reflejo de ignorancia y egoísmo”, opina Clavijo.


¿Por qué humanizamos a los perros?
Es una tendencia. Hace 400 o 30 años no era así. Quién no recuerda que hasta hace un tiempo el gato llegaba a la casa cuando era necesario cazar ratones. Y era prestado por un vecino o un amigo y terminaba quedándose. O el perro de los abuelos que era alimentado con sopas, andaba sin correa y tenía la función de “cuidar la casa”.
“Ahora los perros son otro hijo, un integrante más de la familia. Pero hay que buscar el equilibrio porque si bien requieren cuidado y protección, también deben saber compartir en sociedad y ocupar el lugar que les corresponde”, remata el veterinario Camilo González.


Límites = estabilidad
Una propietaria de un perro-paciente que atiende el especialista Stiven López, en Cali, llora haciendo el ejercicio de ponerle límites a su mascota. No puede con eso; aunque lo cierto es que los espacios humanos no son apropiados todos para las mascotas, explica López. Un perro en la cocina, por ejemplo, es un peligro porque si algo salpica, el animal puede terminar herido o quemado.
De todas maneras, López asegura que la mala crianza tiene reversa. “El perro se adapta a nuevas normas, aunque depende también de las razas”, explica.
De acuerdo con el experto, los pastores alemanes se adaptan fácilmente a las normas, al igual que los retriever, los labradores, los pitbull y los rottweiler.
Un poco más complicados son los perros conocidos como ‘de cacería’ o sabuesos: beagle, basset hound, bull terrier y bulldog, tercos por naturaleza y ansiosos porque tienen la energía requerida para ir de caza.

Encontrar el equilibrio
Existen estudios que hablan de que un animal normalmente gasta de 6 a 8 horas en actividades exploratorias y búsqueda de comida. Lo que le dedican las vacas al pastoreo, por ejemplo. Un tiempo que no se compara con los 10 o 15 minutos de parque que en promedio le dedica un amo a su mascota.
Los comportamientos compulsivos, enfermedades como la dermatitis producto de que se lamen un solo sitio, pérdida de pelo, entre otros, son generados por estrés en las mascotas. Que bien puede darse por inactividad o por soledad.
Y a veces, cuando el amo se percata de ello, decide mandar a su mascota a la guardería.
El etólogo González dice que 5 días de guardería a la semana, por ejemplo, tampoco son garantía de socialización. Porque el perro no conoce su entorno real ni se le desarrollan rutinas en su vecindario. No conoce a los perros vecinos ni reconoce el ruido de la moto del domiciliario, por citar otro caso; solo conoce a los adiestradores o cuidadores del colegio y ya.
Un perro requiere tiempo. No puede ser el regalo de cumpleaños o Navidad a un niño “para que empiece a ser responsable”. Es un ser vivo. Pero tampoco es un humano al que se le lleva al salón de belleza y se le ponen zapatos para cuidarle las uñas. Los expertos coinciden en que, en materia animal, los extremos no conducen a nada bueno.

Impronta
En etología y en biología se entiende por impronta la carga de conducta que viene puesta dentro de un animal sin que medie ni la humanización ni nada. Hay animales que tienen en su cerebro una mayor parte de lo aprendido y una menor carga de conducta de la especie propiamente, de acuerdo con el biólogo investigador de Instituto Alexander von Humboldt, Germán Corzo.
Los animales a los que los humanos suponemos “inteligentes” son los que se dejan enseñar. Mientras que “cerebros menos elásticos” son a los que se les dificulta el aprendizaje. Lo cual no significa que sean menos inteligentes, explica Corzo.
“Por ejemplo, a un tiburón no se le enseña nada porque todo ya lo tiene aprendido. Que no haya evolucionado no significa que sea obsoleto sino que funciona tan perfectamente que no ha requerido cambiar”, dice.
Se considera que el cerebro de los perros es más elástico (por así decirlo) y por eso se acomoda mejor para aprender del humano. Bien sea traer una pelota o ubicar el olor de un explosivo. Por eso están con nosotros y por eso los necesitamos.
¿Por qué se vuelven agresivos o miedosos?
De acuerdo con el especialista Conrado Clavijo, la humanización puede provocar agresividad o miedo por las siguientes causas:
Baja adaptación por el temor humano a los riesgos existentes fuera de casa. Sobreprotección (cargar, alejar, no permitir el olfateo anal o genital).
La tendencia a vestir al animal sin tener en cuenta que las prendas enturbian la comunicación visual y olfativa entre los perros (saquitos, chaquetas, zapatos, sombreros).
Al separar antes de la sexta semana a un cachorro de su grupo familiar canino, se garantiza en mayor grado la dependencia de ese perro al humano que lo cuidará. El cachorro lo seguirá a todos lados y esto conduce a que se tienda a cargar al animal para expresar amor y protección como ocurre con los bebés humanos, sin permitirle contacto con el piso y otros animales.
Si el perro no disfruta del acicalamiento excesivo, la postura de prendas, la pintada de uñas o la peinada, muy seguramente habrá alguna manifestación de agresividad hacia el humano que intenta hacerlo.
Las habilidades predatorias se mejoran con la experiencia, pero se nace con la inclinación. La ausencia o escasez de juegos de presa dirigidos a objetos para morder, halar y destrozar harán que el perro busque la forma de expresar y entrenar esas conductas. Es posible que un perro que no comparta juegos de este estilo con su humano tienda a perseguir y morder a otros animales. También puede ocurrir que no controle la dureza de su mordida si jamás lo ha practicado o no se le permite dar salida a su forma natural de juego.
Cuando se trata de perros rescatados, es común que el humano que lo rescató o adoptó lo sobreproteja.
Cuando se utilizan perfumes y fragancias que enmascaren el olor natural e individual del perro o las emanaciones de pulpejos, ano, genitales, rostro, las producidas durante la piloerección, se impide la presentación o el reconocimiento social olfativo.
Si se le reprende inadecuadamente por conductas que el humano decide que son inaceptables. Por ejemplo, castigar al llegar a casa por algo que pudo haber ocurrido minutos u horas antes. O regañar con explicaciones de por qué no debe volver a tener esas conductas, golpear con la mano u objetos para drenar nuestra frustración, encerrar durante largos períodos para que el perro piense en lo que hizo, etc.
Cuando el perro queda mucho tiempo solo en casa por razones de trabajo y no se han tenido en cuenta sus necesidades básicas e individuales. Por ejemplo, alimento, agua, espacio para eliminar, refugio, objetos para interactuar, sonidos enmascaradores del exterior, etc. La sensación de abandono, dependencia e inseguridad generada por la soledad se va acumulando día tras día.
Si, además, ese humano regresa a casa y se muestra inestable, excitable y, en lugar de brindarle canales adecuados para que el perro se exprese naturalmente, lo lleva hacia el sofá para abrigarlo y consentirlo durante horas, con seguridad absoluta está abonando el terreno perfecto para que en el futuro cercano ese perro desarrolle diversos trastornos comportamentales.
Uno de los más comunes es la ansiedad por separación y se puede identificar por la aparición de vocalizaciones diversas de alto volumen e insistentes, actividad destructiva dentro de casa, mordisqueo o ingesta de ropa del dueño, temblor incontrolable o grandes manifestaciones en el momento del reencuentro que el humano identifica como demostraciones de afecto.
Piénselo antes de tener perro
De acuerdo con el etólogo Juan Camilo González, en materia de bienestar animal se habla de 5 necesidades básicas que deben ser cubiertas por el dueño de un animal:
1. Hambre y sed. El humano que tiene una mascota es responsable de su nutrición.
2. Confort. Se les debe proveer una cama y un espacio apropiado.
3. Dolor y enfermedad. Las mascotas requieren de medicina preventiva, vacunas y atención a tiempo.
4. Comportamientos normales. Explorar, jugar, relacionarse son derechos de las mascotas, y a esto contribuye el tiempo que se le da cuando se saca a pasear.
5. Angustia, miedo, estrés. Un perro que no socializa es candidato a ser un perro miedoso o agresivo. El contacto con otros perros es fundamental.

RUBY MARCELA PÉREZ J.
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domingo, 22 de mayo de 2016

¿SABIAS QUE LOS PERROS TRANSMITEN UN CANCER ENTRE ELLOS?

#Biodog quiere dar a conocer una investigación que descubrió un cáncer transmisible entre #perros. Este cáncer se ha ido propagando por todos los continentes.


Los perros, junto al demonio de Tasmania, son los únicos mamíferos en el mundo que sufren un cáncer transmisible. El de los canes se contagia generalmente durante el apareamiento, lo sufren tanto machos como hembras y deforma horriblemente los genitales. 

Esta enfermedad surgió por primera vez hace 11.000 años a partir de las células de un único individuo, que, antes de morir, transmitió el mal a sus congéneres. Este tumor venéreo se encuentra ahora en perros de todo el mundo debido a que los humanos llevaron a sus mascotas en sus viajes, y tiene el dudoso honor de ser el más antiguo y prolífico conocido en la naturaleza.  

En un un estudio publicado recientemente en la revista eLife , un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Cambridge ha estudiado el ADN de las mitocondrias -la fuente energética de nuestro organismo- en 449 tumores de perros en 39 países de seis continentes.
Una investigación anterior había demostrado que en puntos ocasionales en la historia, el ADN mitocondrial se había transferido de los perros infectados a sus tumores, y por lo tanto a las células tumorales en los perros infectados posteriormente.

En el nuevo estudio, los investigadores muestran que este proceso de intercambio de ADN mitocondrial se produjo al menos cinco veces desde que surgió el cáncer original. Este descubrimiento ha permitido crear un "árbol genealógico" evolutivo, que muestra cómo los tumores están relacionados entre sí.

Además, la yuxtaposición inusual de diferentes tipos de ADN mitocondrial en la misma célula de forma inesperada reveló que las células cancerosas pueden barajar o "recombinar" el ADN de diferentes mitocondrias.

"En cinco puntos temporales diferentes en su historia, el cáncer 'ha robado' el ADN mitocondrial de su huésped, tal vez para ayudar a que el tumor sobreviva", explica Andrea Strakova, del Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cambridge y una de las autoras principales del estudio. "Esto nos proporciona un conjunto de etiquetas genéticas únicas para rastrear cómo los #perros han viajado por el mundo en los últimos cientos de años".

De esta forma, los investigadores fueron capaces de ver cómo el cáncer se propagó por todo el planeta. La distancia y la velocidad con la que se extendió sugieren que los perros viajaban de forma habitual con compañeros humanos. 


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jueves, 25 de febrero de 2016

INFLAMACION CRÓNICA DEL INSTESTINO EN LOS PERROS


Las enfermedades gastrointestinales en los perros se mantienen en un lugar de alta incidencia, reportando un índice del 47% aproximadamente en España.

En este artículo me  centraré en la patología digestiva que tiene su reflejo en las enfermedades inflamatorias crónicas del intestino delgado, una patología con un diagnóstico complicado debido a su multifactorialidad y su carácter ideopático.


Al tener un carácter ideopáico, esto es, desconocido, se le puede asociar a factores como bacterias, parásitos, y otros, pero los que más destacan son los factores alimentarios, especialmente en perros alimentados con pienso y los provenientes del estrés.

Así la inmunopatología de estos procesos inflamatorios, crea una respuesta inmune de la mucosa por el aumento de los antígenos por una alteración de la permeabilidad intestinal. De esta manera se produce un fallo del sistema inmune consiguiendo una concentración de células inflamatorias.

Pero, ¿cómo afecta esta patología a nuestro perro? La respuesta es clara, se producen diferentes alteraciones en la absorción de los nutrientes, en la flora intestinal (lactobacilus), etc.. Y todas estas reacciones presentan un cuadro sintomático pudiendo padecer diarrea, vómitos, adelgazamiento, ascitis por hipoproteinemia, dolor abdominal, entre otros.

De esta manera podemos concluir que todo deriva en un fallo en la absorción intestinal produciendo un aumento de la presión osmótica de la luz del intestino que conlleva  un aumento del volumen de las heces, incremento de las deposiciones, variación del color de las mismas (heces de color mostaza), alimentos sin digerir en las heces, flatulencias y todo ello unido de una pérdida de peso. 

En algunas ocasiones estas enfermedades inflamatorias pueden dar lugar a situaciones de hipoproteinemia. La hipoproteinemia es la consecuencia de la pérdida de proteínas hacia la luz del tubo digestivo, debido a las alteraciones de la permeabilidad en la mucosa intestinal, denominándose entonces como enteropatías perdedoras de proteínas. En situaciones de hipoproteinemias muy marcadas (cuando las proteínas séricas están por debajo de 4 g/dl) puede aparecer ascitis, situación indicativa de la importante severidad de la enfermedad.

En mi experiencia en la #dietabarf me encuentro con muchos propietarios que suministran alimentación con alta carga bacteriológica (quesos, lácteos, derivados..) y como en otros artículos he incidido en la importancia de algunas bacterias como el E. Coli o E. Pilori , repito  una vez más que no debemos olvidar que la mayor parte de los perros con una enfermedad inflamatoria crónica intestinal presentan además alteraciones de la flora de lactobacilus. El sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado (disminución de la flora normal de lactobacilus y sobrecrecimiento de E. coli y Clostridium) que aparece en las enfermedades idiopáticas de intestino delgado no es más que una consecuencia secundaria al fenómeno de malabsorción y a las alteraciones osmóticas en la luz intestinal que se producen en estas patologías. Habitualmente, una vez corregido el problema primario, suele corregirse el sobrecrecimiento bacteriano. No obstante creemos que una alimentación rica en bacterias no es muy acertada, sobre todo las que se sienten cómodas en ambientes muy ácidos. 

Una vez expuesto todo lo anterior, ¿cómo enfocamos lo leído? 
En los perros que presentan estas patologías de carácter ideopático es importante contemplar varios tratamientos, no solo el alimentario sino también controlar el resto de factores como el estrés que sufren los perros (perros de trabajo) entre otros.

El tratamiento dietético debiera ser a base  de dietas de alta digestibilidad, bajas en grasa, bajas en fibra y baja en bacterias, para así reducir al máximo la presión osmótica de la luz intestinal y acelerar el vaciado gástrico. De esta forma se reducirá la sintomatología del fenómeno diarreico, así como los vómitos, si los hubieran. Es por esta razón que la #carnedecaballo es muy recomendable por reunir todas estas características.

Con la carne de caballo e incluso la carne de conejo obtenemos proteínas de alta digestibilidad (fácil digestión y absorción intestinal), además de reducir la carga osmótica en el intestino delgado, se van a absorber más fácilmente dichas proteínas de la dieta y va a compensar las posibles pérdidas proteicas que puedan potencialmente producirse como consecuencia de la lesión mucosal. También es importante que las proteínas que se administren en la dieta sean potencialmente hipoalérgicas y de baja capacidad antigénica.

Es interesante, como recomendación y buena práctica, suministrar este tipo de dieta proteica (caballo/conejo) a los perros que efectúan una transición de la comida comercial (piensos), a una alimentación biológicamente correcta, #barf.
El pollo, ternera y cordero están contraindicados por su carga en grasas y su alto nivel digestivo.

Por otro lado, me gustaría subrayar los efectos beneficiosos que tienen los ácidos grasos en la dieta sobre la producción de eicosanoides (mediadores vasculares y de quimiotaxis en la inflamación) en los procesos inflamatorios intestinales. Los ácidos grasos #omega-6 son metabolizados por la ciclooxigenasa, produciéndose metabolitos proinflamatorios. Los #omega3 toman la vía de la lipooxigenasa, consiguiendo metabolitos con mucha menos actividad proinflamatoria. Dado que hay un ácido graso omega-6 esencial en la alimentación del perro, que es el ácido linoleico, su nivel debe mantenerse en la dieta a niveles nutricionales.

Así una vez más insisto en la dieta a base de #carnedecaballo pues esta carne es la que más niveles de estos ácidos esenciales mantiene en comparación con el resto de carnes.

En relación a estos enfoques que expongo, es razonable pensar que la solución debe ir enfocada a conseguir un equilibrio entre estos ácidos grasos que nos desvíen el metabolismo hacia la producción de metabolitos con menos actividad proinflamatoria. Concretamente la relación ácidos grasos omega-6:omega-3 cuando se encuentran en una proporción que oscila entre 5:1 y 10:1, dan como resultado una reducción en la producción de leucotrieno B4 desviándose la producción hacia la formación de leucotrieno B5, con la consiguiente reducción de la inflamación.


Creo que es interesante comentar los efectos que, potencialmente, pueden tener algunos aminoácidos en la dieta. Concretamente la glutamina, arginina y ornitina, que se encuentran en la carne entre otros. Al igual que recordar que en los piensos compuestos son casi nulos en estos aminoácidos naturales, supliéndolos con los de elaboración química.

Se ha probado que una alimentación deficiente en glutamina conduce  a fenómenos diarreicos, con atrofia de las vellosidades, y posibles fenómenos de necrosis y ulceración intestinal. En cambio una alimentación suplementada con glutamina produce un incremento en el riego sanguíneo del estómago, intestino delgado y colon, favoreciendo la absorción proteica y de monosacáridos a nivel del intestino delgado, y reduciendo a su vez la posibilidad de sobrecrecimiento bacteriano. En base a estos aspectos, anteriormente comentados, la suplementación en la dieta con glutamina, puede reportar efectos beneficiosos en estos pacientes con enfermedad idiopática crónica de intestino delgado.

Así, creo que es muy importante que los perros tengan una alimentación biológicamente correcta, para prevenir multitud de patologías que muchas veces sufren nuestros perros a causa de una mala alimentación. Y con este escrito aprovecho para invitar a todos los propietarios de perros, que mantienen una alimentación a base de piensos comerciales que reflexionen, sobre este texto, pues no solo se habla de nutrientes, se habla del bienestar de nuestro amigo que puede sufrir patologías que llegan a causar dolor.


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lunes, 1 de junio de 2015

¿QUE HAGO SI MI PERRO TIENE GARRAPATAS?

Las garrapatas pueden provocar desde una pequeña reacción alérgica en el perro, hasta una anemia capaz terminar con la vida del nuestra mascota.Las garrapatas tienen un aspecto parecido al de una alubia cuando están bien alimentadas, estos se fijan a la piel del perro de forma permanente para alimentarse de su sangre.


Con la llegada del buen tiempo y el ascenso de las temperaturas, los huevos de garrapata eclosionan y aumentan las posibilidades de infección. Estos parásitos suelen encontrarse en zonas verdes, en los extremos de las hojas, arbustos, hierba alta o flores silvestres. El contacto directo es la única forma de contagio puesto que las garrapatas no tienen alas y no son capaces de saltar. Se suelen instalar donde la piel del animal es más fina, la perforan con las estructuras que poseen en la boca, anclándose a él para chupar su sangre.

– ¿Cómo sabemos que nuestro perro tiene garrapatas?
– Las garrapatas son macroscópucas, es decir, se ven a simple vista, pero se esconden bien entre el pelo del perro. La forma más común de coger garrapatas es cuando el perro pasa por una zona de vegetación o jardines. El riesgo es mayor en primavera y otoño, pero las garrapatas están presentes durante todo el año. La duración del ciclo de vida de las garrapatas está influida por la capacidad que tienen estos parásitos de disminuir sus funciones vitales, y “quedar en espera” si las condiciones ambientales no son favorables.
– ¿Cómo afectan las garrapatas a los perros?
– Estos parásitos se ubican en las zonas del cuerpo de las mascotas donde su piel es más fina y presenta mayor irrigación sanguínea: en las orejas, alrededor de los ojos, entre los dedos de las extremidades (espacio interdigital), en la nuca y el cuello, entre otros. No obstante, cuando la infestación es muy severa el parásito se distribuye por todo el cuerpo.
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– ¿Son peligrosas?
Pueden provocar desde una pequeña reacción alérgica, hasta una anemia capaz de conseguir acabar con la vida del animal. Son muchos los síntomas que se pueden derivar de la picadura de una garrapata en un perro.
– Cuando nos percatamos de que tiene garrapatas, ¿qué tenemos que hacer?
– Depende de si podemos saber el tiempo que lleva enganchada a nuestro amigo, pero por regla general lo ideal es quitarlas lo antes posible.
Si la garrapata es grande casi podemos asegurar que lleva varios días enganchada por lo que remedios caseros como impregnarlas en aceite, gasoil o alcohol pueden ayudar. Si tras una salida al campo, vemos que el perro ha cogido alguna, lo mejor es retirarlas sin impregnarlas con nada, usando unas pinzas, de punta estrecha, con las que sujetaremos la garrapata por su zona bucal, evitando aplastar el cuerpo. A continuación, realizar una tracción continua y lenta (podría llevar casi un minuto), progresiva, sin excesiva fuerza, nunca bruscamente, en perpendicular a la piel hasta conseguir retirarla. Esta extracción se debe realizar girando la garrapata unos 90 grados en sentido contrario a las agujas del reloj. Todo ello para evitar que el parásito evacue los peligrosos fluidos que infectan al animal.
En caso de infestaciones masivas, lo mejor es acudir cuanto antes al veterinario.
– ¿Qué métodos recomiendas para prevenir que nuestro perro no tenga garrapatas?
– Nosotros en www.biodog.es recomendamos el uso de un preventivo natural llamado aceite de neem . El Aceite de Neem es un repelente de insectos y parásitos 100% natural que se utiliza en la India desde hace siglos. No es tóxico y es biodegradable, por eso no suele irritar la piel como lo pueden hacer los insecticidas convencionales y, además, no daña el medio ambiente.
La azadiractina es un biopesticida natural presente en el árbol del neem. Resulta ser efectivo contra cerca de doscientas especies de insectos y parásitos nocivos para las plantas y animales al tiempo que respeta la fauna auxiliar (mariquitas, abejas, etc.). También es eficaz contra los hongos.
Podemos citar algunas especies que son controladas biológicamente por el Aceite de Neem:  mosquitos, moscas, chinches, pulgas, garrapatas, piojos, orugas, polillas, arañuela de los viñedos, arañas, ácaros, babosas, cucarachas, hormigas, pulgones, termitas y muchos otros más.
Existen otros sistemas, pero estos son a base de moléculas químicas, que son altamente tóxicas para nuestro perro. Destacar que algunos de estos productos químicos se utilizaron en la primera guerra mundial como arma química y que fueron prohibidos para dicho fin.Las moléculas más efectivas para repeler y matar garrapatas son el amitraz , permetrinas  o fipronil.

Rocío R. Gavira

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