jueves, 25 de febrero de 2016

INFLAMACION CRÓNICA DEL INSTESTINO EN LOS PERROS


Las enfermedades gastrointestinales en los perros se mantienen en un lugar de alta incidencia, reportando un índice del 47% aproximadamente en España.

En este artículo me  centraré en la patología digestiva que tiene su reflejo en las enfermedades inflamatorias crónicas del intestino delgado, una patología con un diagnóstico complicado debido a su multifactorialidad y su carácter ideopático.


Al tener un carácter ideopáico, esto es, desconocido, se le puede asociar a factores como bacterias, parásitos, y otros, pero los que más destacan son los factores alimentarios, especialmente en perros alimentados con pienso y los provenientes del estrés.

Así la inmunopatología de estos procesos inflamatorios, crea una respuesta inmune de la mucosa por el aumento de los antígenos por una alteración de la permeabilidad intestinal. De esta manera se produce un fallo del sistema inmune consiguiendo una concentración de células inflamatorias.

Pero, ¿cómo afecta esta patología a nuestro perro? La respuesta es clara, se producen diferentes alteraciones en la absorción de los nutrientes, en la flora intestinal (lactobacilus), etc.. Y todas estas reacciones presentan un cuadro sintomático pudiendo padecer diarrea, vómitos, adelgazamiento, ascitis por hipoproteinemia, dolor abdominal, entre otros.

De esta manera podemos concluir que todo deriva en un fallo en la absorción intestinal produciendo un aumento de la presión osmótica de la luz del intestino que conlleva  un aumento del volumen de las heces, incremento de las deposiciones, variación del color de las mismas (heces de color mostaza), alimentos sin digerir en las heces, flatulencias y todo ello unido de una pérdida de peso. 

En algunas ocasiones estas enfermedades inflamatorias pueden dar lugar a situaciones de hipoproteinemia. La hipoproteinemia es la consecuencia de la pérdida de proteínas hacia la luz del tubo digestivo, debido a las alteraciones de la permeabilidad en la mucosa intestinal, denominándose entonces como enteropatías perdedoras de proteínas. En situaciones de hipoproteinemias muy marcadas (cuando las proteínas séricas están por debajo de 4 g/dl) puede aparecer ascitis, situación indicativa de la importante severidad de la enfermedad.

En mi experiencia en la #dietabarf me encuentro con muchos propietarios que suministran alimentación con alta carga bacteriológica (quesos, lácteos, derivados..) y como en otros artículos he incidido en la importancia de algunas bacterias como el E. Coli o E. Pilori , repito  una vez más que no debemos olvidar que la mayor parte de los perros con una enfermedad inflamatoria crónica intestinal presentan además alteraciones de la flora de lactobacilus. El sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado (disminución de la flora normal de lactobacilus y sobrecrecimiento de E. coli y Clostridium) que aparece en las enfermedades idiopáticas de intestino delgado no es más que una consecuencia secundaria al fenómeno de malabsorción y a las alteraciones osmóticas en la luz intestinal que se producen en estas patologías. Habitualmente, una vez corregido el problema primario, suele corregirse el sobrecrecimiento bacteriano. No obstante creemos que una alimentación rica en bacterias no es muy acertada, sobre todo las que se sienten cómodas en ambientes muy ácidos. 

Una vez expuesto todo lo anterior, ¿cómo enfocamos lo leído? 
En los perros que presentan estas patologías de carácter ideopático es importante contemplar varios tratamientos, no solo el alimentario sino también controlar el resto de factores como el estrés que sufren los perros (perros de trabajo) entre otros.

El tratamiento dietético debiera ser a base  de dietas de alta digestibilidad, bajas en grasa, bajas en fibra y baja en bacterias, para así reducir al máximo la presión osmótica de la luz intestinal y acelerar el vaciado gástrico. De esta forma se reducirá la sintomatología del fenómeno diarreico, así como los vómitos, si los hubieran. Es por esta razón que la #carnedecaballo es muy recomendable por reunir todas estas características.

Con la carne de caballo e incluso la carne de conejo obtenemos proteínas de alta digestibilidad (fácil digestión y absorción intestinal), además de reducir la carga osmótica en el intestino delgado, se van a absorber más fácilmente dichas proteínas de la dieta y va a compensar las posibles pérdidas proteicas que puedan potencialmente producirse como consecuencia de la lesión mucosal. También es importante que las proteínas que se administren en la dieta sean potencialmente hipoalérgicas y de baja capacidad antigénica.

Es interesante, como recomendación y buena práctica, suministrar este tipo de dieta proteica (caballo/conejo) a los perros que efectúan una transición de la comida comercial (piensos), a una alimentación biológicamente correcta, #barf.
El pollo, ternera y cordero están contraindicados por su carga en grasas y su alto nivel digestivo.

Por otro lado, me gustaría subrayar los efectos beneficiosos que tienen los ácidos grasos en la dieta sobre la producción de eicosanoides (mediadores vasculares y de quimiotaxis en la inflamación) en los procesos inflamatorios intestinales. Los ácidos grasos #omega-6 son metabolizados por la ciclooxigenasa, produciéndose metabolitos proinflamatorios. Los #omega3 toman la vía de la lipooxigenasa, consiguiendo metabolitos con mucha menos actividad proinflamatoria. Dado que hay un ácido graso omega-6 esencial en la alimentación del perro, que es el ácido linoleico, su nivel debe mantenerse en la dieta a niveles nutricionales.

Así una vez más insisto en la dieta a base de #carnedecaballo pues esta carne es la que más niveles de estos ácidos esenciales mantiene en comparación con el resto de carnes.

En relación a estos enfoques que expongo, es razonable pensar que la solución debe ir enfocada a conseguir un equilibrio entre estos ácidos grasos que nos desvíen el metabolismo hacia la producción de metabolitos con menos actividad proinflamatoria. Concretamente la relación ácidos grasos omega-6:omega-3 cuando se encuentran en una proporción que oscila entre 5:1 y 10:1, dan como resultado una reducción en la producción de leucotrieno B4 desviándose la producción hacia la formación de leucotrieno B5, con la consiguiente reducción de la inflamación.


Creo que es interesante comentar los efectos que, potencialmente, pueden tener algunos aminoácidos en la dieta. Concretamente la glutamina, arginina y ornitina, que se encuentran en la carne entre otros. Al igual que recordar que en los piensos compuestos son casi nulos en estos aminoácidos naturales, supliéndolos con los de elaboración química.

Se ha probado que una alimentación deficiente en glutamina conduce  a fenómenos diarreicos, con atrofia de las vellosidades, y posibles fenómenos de necrosis y ulceración intestinal. En cambio una alimentación suplementada con glutamina produce un incremento en el riego sanguíneo del estómago, intestino delgado y colon, favoreciendo la absorción proteica y de monosacáridos a nivel del intestino delgado, y reduciendo a su vez la posibilidad de sobrecrecimiento bacteriano. En base a estos aspectos, anteriormente comentados, la suplementación en la dieta con glutamina, puede reportar efectos beneficiosos en estos pacientes con enfermedad idiopática crónica de intestino delgado.

Así, creo que es muy importante que los perros tengan una alimentación biológicamente correcta, para prevenir multitud de patologías que muchas veces sufren nuestros perros a causa de una mala alimentación. Y con este escrito aprovecho para invitar a todos los propietarios de perros, que mantienen una alimentación a base de piensos comerciales que reflexionen, sobre este texto, pues no solo se habla de nutrientes, se habla del bienestar de nuestro amigo que puede sufrir patologías que llegan a causar dolor.


CUIDA A TU PERRO, ALIMENTALO BIEN 

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