Las enfermedades gastrointestinales en los perros se mantienen en un lugar
de alta incidencia, reportando un índice del 47% aproximadamente en España.
En este artículo me centraré en la
patología digestiva que tiene su reflejo en las enfermedades inflamatorias
crónicas del intestino delgado, una patología con un diagnóstico complicado debido
a su multifactorialidad y su carácter ideopático.
Al tener un carácter ideopáico, esto es, desconocido, se le puede asociar a
factores como bacterias, parásitos, y otros, pero los que más destacan son los
factores alimentarios, especialmente en perros alimentados con pienso y los
provenientes del estrés.
Así la inmunopatología de estos procesos inflamatorios, crea una respuesta
inmune de la mucosa por el aumento de los antígenos por una alteración de la
permeabilidad intestinal. De esta manera se produce un fallo del sistema inmune
consiguiendo una concentración de células inflamatorias.
Pero, ¿cómo afecta esta patología a nuestro perro? La respuesta es clara,
se producen diferentes alteraciones en la absorción de los nutrientes, en la
flora intestinal (lactobacilus), etc.. Y todas estas reacciones presentan un
cuadro sintomático pudiendo padecer diarrea, vómitos, adelgazamiento, ascitis
por hipoproteinemia, dolor abdominal, entre otros.
De esta manera podemos concluir que todo deriva en un fallo en la absorción
intestinal produciendo un aumento de la presión osmótica de la luz del
intestino que conlleva un aumento del
volumen de las heces, incremento de las deposiciones, variación del color de
las mismas (heces de color mostaza), alimentos sin digerir en las heces, flatulencias
y todo ello unido de una pérdida de peso.
En algunas ocasiones estas enfermedades inflamatorias pueden dar lugar a
situaciones de hipoproteinemia. La hipoproteinemia es la consecuencia de la
pérdida de proteínas hacia la luz del tubo digestivo, debido a las alteraciones
de la permeabilidad en la mucosa intestinal, denominándose entonces como
enteropatías perdedoras de proteínas. En situaciones de hipoproteinemias muy
marcadas (cuando las proteínas séricas están por debajo de 4 g/dl) puede
aparecer ascitis, situación indicativa de la importante severidad de la
enfermedad.
En mi experiencia en la #dietabarf me encuentro con muchos propietarios que
suministran alimentación con alta carga bacteriológica (quesos, lácteos,
derivados..) y como en otros artículos he incidido en la importancia de algunas
bacterias como el E. Coli o E. Pilori , repito una vez más que no debemos olvidar que la mayor
parte de los perros con una enfermedad inflamatoria crónica intestinal
presentan además alteraciones de la flora de lactobacilus. El
sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado (disminución de la flora
normal de lactobacilus y sobrecrecimiento de E. coli y
Clostridium) que aparece en las enfermedades idiopáticas de intestino
delgado no es más que una consecuencia secundaria al fenómeno de malabsorción y
a las alteraciones osmóticas en la luz intestinal que se producen en estas patologías.
Habitualmente, una vez corregido el problema primario, suele corregirse el
sobrecrecimiento bacteriano. No obstante creemos que una alimentación rica en
bacterias no es muy acertada, sobre todo las que se sienten cómodas en
ambientes muy ácidos.
Una vez expuesto todo lo anterior, ¿cómo enfocamos lo leído?
En los perros que presentan estas patologías de carácter ideopático es
importante contemplar varios tratamientos, no solo el alimentario sino también
controlar el resto de factores como el estrés que sufren los perros (perros de
trabajo) entre otros.
El tratamiento dietético debiera ser a base de dietas de alta digestibilidad, bajas en
grasa, bajas en fibra y baja en bacterias, para así reducir al máximo la
presión osmótica de la luz intestinal y acelerar el vaciado gástrico. De esta
forma se reducirá la sintomatología del fenómeno diarreico, así como los
vómitos, si los hubieran. Es por esta razón que la #carnedecaballo es muy
recomendable por reunir todas estas características.
Con la carne de caballo
e incluso la carne de conejo obtenemos proteínas de alta
digestibilidad (fácil digestión y absorción intestinal), además de reducir la
carga osmótica en el intestino delgado, se van a absorber más fácilmente dichas
proteínas de la dieta y va a compensar las posibles pérdidas proteicas que
puedan potencialmente producirse como consecuencia de la lesión mucosal.
También es importante que las proteínas que se administren en la dieta sean
potencialmente hipoalérgicas y de baja capacidad antigénica.
Es interesante, como recomendación y buena práctica, suministrar este tipo
de dieta proteica (caballo/conejo) a los perros que efectúan una transición de
la comida comercial (piensos), a una alimentación biológicamente correcta,
#barf.
El pollo, ternera y cordero están contraindicados por su carga en grasas y
su alto nivel digestivo.
Por otro lado, me gustaría subrayar los efectos beneficiosos que tienen los
ácidos grasos en la dieta sobre la producción de eicosanoides (mediadores
vasculares y de quimiotaxis en la inflamación) en los procesos inflamatorios
intestinales. Los ácidos grasos #omega-6 son metabolizados por la
ciclooxigenasa, produciéndose metabolitos proinflamatorios. Los #omega3 toman
la vía de la lipooxigenasa, consiguiendo metabolitos con mucha menos actividad
proinflamatoria. Dado que hay un ácido graso omega-6 esencial en la
alimentación del perro, que es el ácido linoleico, su nivel debe mantenerse en
la dieta a niveles nutricionales.
Así una vez más insisto en la dieta a base de #carnedecaballo pues esta
carne es la que más niveles de estos ácidos esenciales mantiene en comparación
con el resto de carnes.
En relación a estos enfoques que expongo, es razonable pensar que la
solución debe ir enfocada a conseguir un equilibrio entre estos ácidos grasos
que nos desvíen el metabolismo hacia la producción de metabolitos con menos
actividad proinflamatoria. Concretamente la relación ácidos grasos
omega-6:omega-3 cuando se encuentran en una proporción que oscila entre 5:1 y
10:1, dan como resultado una reducción en la producción de leucotrieno B4 desviándose
la producción hacia la formación de leucotrieno B5, con la
consiguiente reducción de la inflamación.
Creo que es interesante comentar los efectos que, potencialmente, pueden
tener algunos aminoácidos en la dieta. Concretamente la glutamina, arginina y
ornitina, que se encuentran en la carne entre otros. Al igual que recordar que en
los piensos compuestos son casi nulos en estos aminoácidos naturales,
supliéndolos con los de elaboración química.
Se ha probado que una alimentación deficiente en glutamina conduce a fenómenos diarreicos, con atrofia de las
vellosidades, y posibles fenómenos de necrosis y ulceración intestinal. En
cambio una alimentación suplementada con glutamina produce un incremento en el
riego sanguíneo del estómago, intestino delgado y colon, favoreciendo la
absorción proteica y de monosacáridos a nivel del intestino delgado, y
reduciendo a su vez la posibilidad de sobrecrecimiento bacteriano. En base a
estos aspectos, anteriormente comentados, la suplementación en la dieta con
glutamina, puede reportar efectos beneficiosos en estos pacientes con
enfermedad idiopática crónica de intestino delgado.
Así, creo que es muy importante que los perros tengan una alimentación
biológicamente correcta, para prevenir multitud de patologías que muchas veces
sufren nuestros perros a causa de una mala alimentación. Y con este escrito
aprovecho para invitar a todos los propietarios de perros, que mantienen una
alimentación a base de piensos comerciales que reflexionen, sobre este texto,
pues no solo se habla de nutrientes, se habla del bienestar de nuestro amigo
que puede sufrir patologías que llegan a causar dolor.
CUIDA A TU PERRO, ALIMENTALO BIEN