La mayoría de tratamientos farmacológicos usados en la antigüedad, como hiervas/especies, sangrías en cuerpos enfermos, uso de minerales etc.. nos parecen mágicos o incluso brutales en su aplicación.
Actualmente en la Universidad de Nottingham, un equipo de científicos, liderados por la profesora C. Lee, trabajan en recuperar las viejas prácticas médicas y farmacológicas para su aplicación en humanos y animales. En uno de sus estudios se demuestra que una antiquísima receta anglosajona es realmente efectiva en la lucha contra una de las bacterias más complicadas de la actualidad, Staphylococcus aureus (SARM), resistente a la meticilina, antibiótico que normalmente cura las infecciones por estafilococos.
Los ingredientes de esta pócima son ajo, cebolla, vino, puerro y bilis del estómago de una vaca. Estos ingredientes se hervían en un cazo de bronce y se dejaban reposar durante nueve días antes de ser utilizados. El estudio demuestra en su aplicación en animales que dicho remedio mataba la mayoría de las bacterias, siendo el resultado de supervivencia de una entre mil.
Creo que hay que prestar atención a ciertos ingredientes naturales que se vienen utilizando desde antaño para el cuidado y tratamiento de nuestros perros debido a que ellos comparten patologías similares a las que sufren los humanos como el estafilococo áureo.
¿Sabíais que esta bacteria también afecta seriamente a los perros? La Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria, sitúa el primer caso de un animal infectado por esta bacteria en 1972. Esta bacteria causa infección en la piel de los perros y se suele encontrar en la nariz y en la piel de los perros sanos. Si el estafilococo áureo entra en el cuerpo del perro debido a un corte, mordisco o cualquier otra idea, el cánido podría desarrollar todos los síntomas de esta enfermedad. No solo hablamos de problemas de piel pues también podría la bacteria entrar en el torrente sanguíneo y causar sepsis (una infección grave). El estafilococo áureo puede ser una infección potencialmente mortal para los perros.
Quiero aprovechar en este post recordar que esta enfermedad es realmente contagiosa y puede propagarse al dueño de un perro infectado, con gran facilidad. Con la idea de prevenir el contagio, la Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria recomienda lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón, mantener las heridas cubiertas, tener cuidado en el control de las heridas del perro.
Por último y para los curiosos, recomiendo investigar sobre el manual médico Bald’s Leechbook, el cual se escribió en el siglo IX y es uno de los libros médicos más antiguos, de donde se sacó la pócima del estudio anteriormente mencionado.
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